¿Cómo debe ser empleado el Poder Naval en su rol de
respaldo a las políticas de desarrollo marítimo, seguridad y defensa del
Estado?
Para dar respuesta al
interrogante planteado, es necesario identificar las políticas de desarrollo
marítimo con que cuenta el país, así como las orientadas a mantener y
fortalecer la seguridad y defensa del Estado Colombiano.
La Política Nacional del Océano
y los Espacios Costeros –PNOEC-, establece como objetivo general promover el
desarrollo del océano y los espacios costeros, así como los intereses marítimos
de la nación mediante estrategias que permitan su máximo aprovechamiento
económico en beneficio público y la conservación del medio ambiente.[1]
El objetivo planteado
contempla definiciones afines con el aspecto de seguridad y defensa nacional,
toda vez que estos dos conceptos se relacionan de manera directa con el
desarrollo y el bienestar de la comunidad, como lo plantea el Manual de
Seguridad y Defensa Nacional.[2]
Así bien, se establece una
relación directa entre el concepto de desarrollo y el de seguridad, tal como lo
expresara el ex Secretario de Estado de los Estados Unidos Robert Mcnamara, al
culminar su definición sobre seguridad nacional con la expresión “…la seguridad es desarrollo y sin desarrollo
no puede haber seguridad”.[3]
En tal virtud, el Poder Naval debe ser empleado de tal manera que contribuya a
respaldar tanto la promoción del desarrollo costero como lo plantea la PNOEC y
al mismo tiempo debe emplearse para contribuir a generar unas condiciones
adecuadas que respalden la seguridad y la defensa nacional.
Si las marinas de guerra
existen para permitir al Estado al que pertenecen utilizar el mar en su
beneficio y negárselo al adversario[4],
es claro que el papel de la Armada Nacional, representante del poder naval en
el país, debe ser el de un aporte al cuidado y a la protección de los intereses
marítimos, que garanticen las oportunidades necesarias para que la población
tenga acceso a los medios de producción en el ambiente marítimo, lo que a su
vez redundará en el desarrollo del país y por consiguiente aportará de manera
decidida a la seguridad y defensa del mismo.
De esta manera, la respuesta
al interrogante planteado, es que el Poder Naval en Colombia, (para
contextualizar y enmarcar el problema), debe ser empleado de manera que
contribuya a la protección de los recursos naturales disponibles en el mar territorial,
zona contigua y zona económica exclusiva, con el fin de permitir la explotación
por parte de ciudadanos colombianos. De igual manera, debe emplearse para la
protección de las líneas de comunicación marítima, materializadas en los buques
de carga que arriban y zarpan hacia y desde los puertos colombianos, de esa
manera contribuyen a la creación de empleos y al fortalecimiento de la
competitividad en el sector portuario del país.
De otro lado, aunque no es
descartable, - y para ello existe una marina de guerra -, una eventual
confrontación armada con un enemigo convencional, es decir con otro Estado, no
es un escenario que se vislumbre en el horizonte de las relaciones
internacionales del país, dada su actitud estratégica defensiva, razón por la cual
el empleo del poder naval debe estar orientado, además de las acciones
mencionadas anteriormente, a negarle el uso del mar a los actores que atenten
contra la seguridad y defensa de la nación, como por ejemplo las organizaciones
narcoterroristas que lo emplean para el tráfico ilícito de narcóticos hacia las
costas de otros países o para el ingreso de insumos para la elaboración de
drogas ilícitas o el ingreso de armas y municiones que alimentan el conflicto
interno.
Un poder naval que se
desempeña en un escenario de relativa calma, como es la situación regional en
el caribe, debe enfocarse en la protección de las fronteras marítimas[5]
pero más que para hacerle frente a un enemigo convencional, es para
contrarrestar las amenazas transnacionales y asimétricas que atentan contra el
desarrollo de una nación y por consiguiente contra los propósitos de seguridad
y defensa nacionales.
El poder naval respalda las
políticas de desarrollo marítimo y seguridad y defensa nacional en la medida
que genera las condiciones para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Referencias bibliográficas:
[1] Política Nacional
del Océano y los Espacios Costeros. Comisión Colombiana del Océano. Objetivo
p10
[2] Manual de
Seguridad y Defensa Nacional. FFMM 343 -
Reservado. Imprenta de las Fuerzas Militares.
[3] Robert Mcnamara.
Secretario de Defensa de los Estados Unidos de América entre 1961 y 1968 y
ejecutivo de la FORD. Amplia experiencia en los campos político, económico y
militar.
[4] HARDY VIDELA,
David. La Proyección del Poder Militar a través del Mar; Máxima contribución
naval al accionar conjunto. Revista de Marina. Armada de Chile. Volumen
122/889. Noviembre – Diciembre 2005.
[5] Medina, Neil y Roa,
Juan Carlos. “Estrategia Marítima, Conceptos y Correlaciones”. Escuela Superior
de Guerra. Trabajo de Fuerza, Bogotá 2006. Revisión Febrero 2013. P 235
No hay comentarios:
Publicar un comentario