viernes, 29 de junio de 2012

ROMA EN EL MUNDO GLOBALIZADO.

Basta con haber leído algún texto de historia romana en el que se describa la Subura, aquel barrio populoso de la Roma antigua, de la forma más fría y descarnada, con sus relatos de robos, de mendicidad, de suciedad y de desorganización para imaginarse un mundo terrorífico, donde ni la ley ni el orden hacían presencia en tiempos del Imperio Romano, a tan sólo unos metros de los grandes palacios y construcciones del Palatino.

Se podría pensar que son relatos exagerados, en donde se pretende mostrar el lado más oscuro y turbio de la naturaleza humana, para hacer oposición a la ciudad organizada, a la ciudad ejemplo para el mundo, a la ciudad que ejerció de capital de uno de los Imperios más grandes, fuertes e importantes en la historia de la humanidad.

Sin embargo, al realizar un recorrido por algunos de los lugares más populares de Bogotá, a pesar de la tecnología reinante, de la conciencia de un mundo globalizado, de los avances en la concepción de Estados más justos e igualitarios, la imaginación nos lleva en un viaje en el tiempo y nos sitúa en esa Subura romana, donde la ley del más fuerte prevalecía sobre las normas.

Indigentes, basura, miedo al robo descarnado a plena luz del día, son entre otros, los aspectos que asemejan sectores de la ciudad moderna a aquellos descritos de la situación en la Roma de hace dos mil años. Y sumado a ese desastre cultural, se percibe una completa ausencia de la autoridad, que a pesar de su presencia virtual en algunos Centros de Atención Inmediata, no hacen nada para brindar una sensación de seguridad en el sector.

Ante esta realidad social inocultable, le corresponde al Estado a través de los Ministerios y otras entidades y a las autoridades locales, desarrollar estrategias adecuadas y aplicables para contribuir a corregir esa situación. Estrategias que deben incluir la resocialización de aquellos que por voluntad propia escogieron un camino equivocado y ahora se sumen en el abandono y son blanco del repudio ciudadano, que incluya centros de rehabilitación orientados a la capacitación en trabajos sociales como el reparcheo de huecos, la señalización peatonal en algunos sectores de la ciudad entre otros.

Así mismo, deben existir estrategias de renovación urbana, planteadas por expertos en la materia, que le permitan a la ciudad recobrar espacios agradables, libres de suciedad, de mendicidad y de inseguridad.

Pareciera una labor titánica y salida de cualquier presupuesto político, sin embargo, es muy conveniente y necesaria para mejorarle la cara a una ciudad, que en pleno siglo XXI, cuando la velocidad de la información y la tecnología son cada vez mejores y donde el efecto de la globalización se percibe en todos los rincones, pero que parece haberse detenido en aquellos relatos de la Roma antigua.

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